Parroquia Ntra. Sra. de los Ángeles y San José de Calasanz - Montequinto
MINISTERIO DEL ACÓLITO
Acólito es un concepto que se emplea en el ámbito de la religión católica. Se llama acólito al individuo que, sin tener órdenes clericales, puede actuar en situaciones extraordinarias como ministro, administrando la eucaristía y cumpliendo funciones en el altar.
La misión del acólito es colaborar con el presbítero o el diácono en la misa y en otras celebraciones de la liturgia. Desde el inicio de la Iglesia, los acólitos eran jóvenes que escoltaban a los obispos ya que pretendían, más adelante, acceder al mundo eclesiástico. De esta forma, actuaban como mensajeros de los clérigos y desarrollaban distintas tareas durante la misa.
Aunque lo habitual es que los acólitos sean aspirantes a las órdenes clericales, los laicos también pueden ejercer el ministerio. Es importante diferenciar, de todos modos, entre el acólito (que es instituido) y el monaguillo(cualquier católico que haya recibido la primera comunión y que desee colaborar con el sacerdote). Los acólitos pueden instruir a los monaguillos y, en situaciones especiales, dar la comunión si hay una gran cantidad de comulgantes o si el ministro está ausente.
MINISTERIO DEL LECTOR
Para que los fieles lleguen a adquirir una estima viva de la Sagrada Escritura por la audición de las Lecturas Divinas, es necesario que los Lectores que desempeñen este ministerio, aunque no hayan sido oficialmente instituidos en él, sean de veras aptos y estén cuidadosamente preparados.
Esta preparación debe ser, en primer lugar, espiritual, pero también es necesaria la preparación técnica. La preparación espiritual supone, por lo menos, una doble instrucción: bíblica y litúrgica. La instrucción bíblica debe encaminarse a que los lectores puedan comprender las lecturas en su contexto propio y entender a la luz de la fe el núcleo central del mensaje revelado. La instrucción litúrgica debe facilitar a los lectores una cierta percepción del sentido de la estructura de la liturgia de la Palabra y la relación entre la liturgia de la Palabra y la liturgia Eucarística. La preparación técnica debe capacitar a los lectores para que cada día sean más aptos en el arte de leer ante el pueblo, ya sea de viva voz o con lo ayuda de los instrumentos modernos para amplificar la voz. (Notas Preliminares del Leccionario, Nº 55)